Dulces lágrimas saladas
se derrochan cada día
en nuestra cama,
e, ímbecil de mi,
no consigo hacer nada.
Las caricias son dulces
y a la vez tan amargas,
odio tener que irme,
odio escapar de tu lado,
será mejor para ti,
para mi el mismo pasado,
no se puede encontrar el paraíso
cuando juegas con el Dios equivocado.
Eterna condena del alma,
el probar de tus mejillas
dulces lágrimas saladas.
domingo, 27 de diciembre de 2009
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